Machu Picchu celebra un año más como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno
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“¿Qué palabra simple y precisa inventaré / Para hablarte, Mi Piedra?”, se preguntaba el poeta peruano Martín Adán cuando hablaba de Machu Picchu, joya de la arquitectura incaica, que hoy celebra, sin multitudes ni orquestas, un año más de ser elegida como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno.
La designación se realizó en Lisboa, un 7 de julio del 2007, luego de una votación vía Internet en la que participaron cien millones de internautas. Un logro que llena de orgullo no solo a los peruanos sino al mundo entero.
Aquella noche histórica, Machu Picchu compartió podio con otras reliquias ancestrales: la Gran Muralla China, la ciudad nabatea de Petra (Jordania), el Cristo Redentor de Río de Janeiro (Brasil), La ciudad maya de Chichén Itzá (México), el Coliseo de Roma (Italia) y el mausoleo del Taj Mahal (India).
El día de la ceremonia, la anfitriona Hilary Swank dijo: “Esta noche nos reunimos para celebrar la habilidad del ser humano para soñar y resistir, para construir y conservar”. Un lema que bien podría aplicar al Perú de hoy, que empieza a despertar de una pandemia.
En pleno siglo XXI, cuando todo parece resuelto, y nada a la vez, el Santuario Histórico de Machu Picchu sigue en pie, custodiado por el Apu Huayna Picchu, a 2,438 m s. n. m., rodeado de bosques y enredaderas, interrogándonos sobre el pasado y el futuro.
¿Quién movió las rocas para elevar los muros? ¿Quién montó sus estructuras con suma perfección?
Orgullo nacional
Machu Picchu es el principal destino turístico del Perú, con un millón y medio de visitantes cada año. Luego de la Conquista, fue redescubierta por el explorador estadounidense Hiram Bingham en 1911. Este complejo arquitectónico es el legado más importante de los Incas, civilización que habitó en tierras sudamericanas entre los siglos XV y XVI. Los Incas adoraban a la Madre Tierra (Pachamama), al Dios Sol (Inti), a la Luna (Mama Quilla), al maíz (Mama Sara). Vivían bajo estrictos preceptos morales como Ama Sua (No seas ladrón), Ama Llulla (No seas mentiroso) y Ama Quella (No seas flojo). Lograron una notable expansión geográfica que se extendió desde las cercanías de Pasto, en Colombia, hasta el río Maule, en Chile.
Era una civilización altamente organizada, cuya economía se basaba en la agricultura, con productos como la papa, el maíz, la quinua, el olluco, el maní y las frutas, superfoods que hoy inundan el mundo gracias a las exportaciones.
No hay peruano que no identifique la postal de Machu Picchu, aunque no lo haya visitado, y que no entienda de su grandeza histórica y cultural, así como de la necesidad de preservarlo.
Personalidades y mitos detrás de la ciudadela
Muchas figuras del mundo de la cultura y del espectáculo se han rendido ante la magia de Machu Picchu a lo largo de los años. Entre ellas, el cantante norteamericano Cole Porter (quien estuvo ahí en 1939), Pablo Neruda (1943), Ernesto 'Che' Guevara (1952) y más recientemente Zac Efron, Ricky Martin, Juanes, Cameron Díaz, Owen Wilson y Jim Carrey.
Asimismo, existen muchos mitos que rodean la construcción de esta Maravilla del Mundo Moderno. Por ejemplo, hay quienes sostienen la intervención interplanetaria o mitológica en la colocación de las enormes piedras que conforman el santuario. Cuando investigaciones actuales sostienen más bien que fue la unión y el esfuerzo de los antiguos peruanos los que estuvieron detrás de semejante proeza.
“Se necesitaron unas 3 mil a 4 mil personas, entre prisioneros de guerra, llamados piñas, y poblaciones separadas de sus comunidades y esclavizadas por el Inca, conocidas como los mitimaes”, apunta el historiador de San Marcos Juan Carlos Hidalgo.
¿De dónde salieron las piedras y el agua para irrigar el complejo?, se preguntan otros visitantes. Las rocas, dice el historiador, provienen del mismo cerro Huayna Picchu, por lo que no hubo necesidad de moverlas de su lugar de origen. Es más, en la cima del mismo cerro se acumula el agua de las nubes que luego baja en forma de riachuelos o puquiales para irrigar Machu Picchu.
Otro dato no muy difundido entre los viajeros es el hecho de que la ciudadela no está concluida del todo. Encargada por el Inca Pachacútec, Machu Picchu habría pospuesto su culminación debido a la llegada de los españoles. ¿Pudo ser entonces más grande? Es probable que sí.
Otra de las creencias comunes entre los turistas es que Machu Picchu era la casa donde vivía el Inca de manera permanente. “No era así -agrega Hidalgo-, sino que Machu Picchu cumplía básicamente dos funciones: era casa de descanso para el Inca y a la vez un santuario en honor al Dios Sol. De ahí la elección del Valle del Urubamba: un lugar retirado donde el Inca podía conectarse con el Hanan Pacha o Mundo de Arriba”.
¡Cuando sea momento de viajar, anímate a visitar esta Maravilla del Mundo Moderno que encierra muchos misterios por descubrir!
Cómo llegar
Primero hay que arribar al Cusco. Una vez autorizados los viajes, puedes tomar un vuelo desde Lima. El tiempo de recorrido es de una hora y quince aproximadamente. O puedes viajar en bus. La ruta demora unas veinte horas desde la capital. Una vez en el Cusco, hay que viajar 1 h y 45 minutos más hasta Ollantaytambo y desde allí 2 horas más en tren hasta Machu Picchu.
Recomendaciones
Es importante reservar los pasajes o el tour con anticipación. La mejor temporada para ir a Machu Picchu es entre abril y octubre que es la temporada seca. Se recomienda llevar ropa de abrigo y pastillas contra el mal de altura.