Chincha para el mundo: Hatajo de Negritos y Las Pallitas son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
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Que comience la fiesta. Las danzas peruanas Hatajo de Negritos y Las Pallitas fueron reconocidas por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Esta distinción se dio a conocer el pasado diciembre durante el XIV Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, realizado en Bogotá, Colombia.
Para la Unesco, estas danzas resaltan por ser «verdaderos símbolos de devoción religiosa y contemplación espiritual», además de representar valores del «mundo andino prehispánico, el catolicismo europeo y el legado de los ritmos musicales de los africanos».
Estas manifestaciones artísticas, procedentes de la costa centro-sur del Perú, se interpretan principalmente en la provincia iqueña de Chincha durante las celebraciones de la Navidad. Inician el 24 de diciembre con el nacimiento de Jesús y culminan el 6 de enero con la Pascua de Reyes. Ambas se basan en el zapateo, canto e interpretaciones del violín y la guitarra española.
Las danzas
Si hay algo que caracteriza el Hatajo de Negritos es que es interpretada por varones. Ellos visten de blanco representando a los antiguos esclavos afrodescendientes, y llevan bandas diagonales rojas en el pecho; además, en las manos, llevan una campana y un vistoso chicotillo con cascabeles. Toda esta actuación mientras zapatean y cantan al ritmo de un melodioso violín.
Esta danza es dirigida por un caporal que no solo da inicio a la celebración, sino que es el encargado de “bautizar” con agua bendita a los nuevos integrantes. Además, los “bautizados” reciben tres chicotazos, que representan al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Por su parte, la danza Las Pallitas, palabra quechua que significa ‘pastoras’ o ‘doncellas’, se caracteriza porque las bailarinas usan vestidos claros y velos del tul, los cuales acompañan con bastones llamados “azucenas”. Para ellas, el instrumento guía es una guitarra española.
El Hatajo de Negritos y Las Pallitas tienen una forma particular de desarrollarse. El recorrido de las comparsas es iniciado por la música de los instrumentos, violín y guitarra, respectivamente. Zapateando, sacudiendo las campanillas y cantando, los grupos visitan los nacimientos de los hogares. Los dueños y sus familias brindan alimentos y bebidas a los danzantes como agradecimiento.
Tradición y devoción
La ejecución de estas danzas tiene un significado especial para la población de Chincha. Además de recrear la escena religiosa de la visita de los pastores y los Reyes Magos al Niño Dios, es una forma de representar a los ancestros afrodescendientes. Para los bailarines, esa devoción es un aliciente para danzar con más ganas, incluso, superando al agotamiento del cuerpo.
“Cuando zapateo, mis pies quedan muertos y gastados, pero por mi devoción al Niño Jesús sigo danzando”, indica Carlos Gallardo, líder del grupo de danzas de El Carmen, en Chincha. Su padre le hizo practicar la danza desde pequeño pidiendo a Dios por su recuperación del asma.
¿Cómo surgen estas danzas?
Sobre el origen de estas danzas, hay quienes afirman que surgieron en 1761, mientras que otros señalan que ya se bailaba de la forma actual en los años veinte del siglo pasado.
Sin embargo, cabe indicar que a estas expresiones culturales le anteceden una larga tradición de danzas y cantos de villancicos frente a los nacimientos, de procedencia española, que se asentaron en Perú desde el siglo XVII.
¿Sabías que?
- El Hatajo los Negritos y Las Pallitas fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Nación en 2012.
- Actualmente, la danza Las Pallitas se practica en Huaral y diversos distritos limeños con grupos que utilizan vestuario de colores, bandas de seda ornamentadas y con lentejuelas, además de turbantes y gorritos emplumados.
Fuentes: Andina/ El Peruano/ Radio Nacional/ Caretas/ Diario Correo