El uso del algodón nativo como tradición milenaria
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La presencia del algodón nativo en nuestro país se remonta a unos 5,000 años de antigüedad con los habitantes de la ciudad de Caral, el centro de la civilización más antigua de América, ubicada al norte de Lima. Según investigaciones, se conoce que aquí se producía algodón con el fin de utilizarlo en la confección de redes y prendas de vestir de diversos colores y diseños. Además de uso doméstico, habría tenido fines comerciales y rituales (como ofrenda a los dioses frecuentemente se incineraban tejidos).
La región norteña de Lambayeque, considerada la más importante en la producción de algodón nativo en el Perú, ha mostrado asimismo evidencias de antigüedad del cultivo. Según indicó el arqueólogo Walter Alva, en el sarcófago del Señor de Sipán, se encontró un fardo cubierto con fragmentos de textiles de algodón marrón oscuro; además de un conjunto de pequeñas placas metálicas cuadrangulares cosidas a un paño de algodón.
En el libro “Lambayeque, algodón nativo y artesanía textil”, cuya autora es la diseñadora y lingüista Cristina Gutiérrez, se indica que, en lugares como San José, Monsefú o Etén, las familias siguen elaborando prendas para ceremonias de antiguo origen o célebres sombreros de chalán. “Este departamento es quizás el único de la costa que no se dejó sojuzgar por la cultura criolla y que conserva intacta su textilería artesanal basada en algodón”, menciona la lingüista.
Asimismo, Gutiérrez explica, en su libro, cómo se realiza el proceso del tejido de este arte milenario, en el que “todavía lo hilan a mano prendiendo la fibra en el kaite, que es un trípode de algarrobo, secándose los dedos con tizas de huacas llamadas yapato, tal y como vemos en la iconografía prehispánica. Lo tejen en telares de cintura, lo cosen con agujas sacadas de ese árbol espinoso llamado faique.”
El arte de la alegría
En Perú hay más de 76 mil artesanos registrados, de los cuales 34 son reconocidos como Amautas de la Artesanía; uno de ellos es Petronila Brenis Farfán, tejedora ferreñafana que ha dedicado toda su vida al arte del uso del algodón nativo, “desde pequeña jugaba a desmotar el algodón e hilar”.
“Si yo veo una artesanía siento una alegría viva que quisiera que nunca se acabara, para así seguir mostrando lo que es el arte de algodón nativo. Nosotros del capullo del algodón que tiene pepitas, sacamos el hilo y hacemos las prenda”, indicó ‘Petita’, como le dicen sus familiares y amigos.
Brenis Farfán señaló que son los turistas quienes valoran las prendas que ella y sus colegas realizan, las cuales, por ser de algodón nativo, duran más de 20 años. “El hilo industrial de fábrica no dura. Por eso, la gente antes usaba todas sus prendas de hilado de algodón porque ya sabían cómo era la duración, antes no había hilo industrial”, puntualizó.
Algodón peruano y su capacidad enzimática
El algodón nativo (en diversos géneros de Gossypium) es oriundo de la costa peruana y del sur ecuatoriano. Su cultivo se ha extendido desde la parte septentrional de Argentina hasta el norte de las islas Galápagos. Es posible encontrarlo en América Central y en las Antillas, en el sur de Estados Unidos y parte de África, India y Egipto.
El algodón peruano resalta por su capacidad enzimática que le hace poseer, sin usar tintes, una variedad de colores como blanco, crema, beige, marrones cafés y rojizos, verdes, amarillos y lilas.
Actualmente, el algodón nativo se usa en la elaboración de tejidos tradicionales y para la práctica de la medicina popular en el control de infecciones tópicas y psicosomáticas.
¿Sabías que?
- En 2006, el Gobierno Regional de Lambayeque, declaró al algodón nativo como patrimonio natural de esa región, reconociendo su valor cultural y dando muestras de interés en su recuperación.
- En 2008, se publicó la Ley 29224, mediante la cual el gobierno peruano declaró "Patrimonio Genético, Étnico Cultural de la Nación al algodonero nativo peruano”, disponiendo su rescate, recuperación, conservación y promoción en el ámbito nacional.
Fuentes: Mincetur/ RPP/ La República