Melina León, primera directora peruana en Cannes
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Si hay algo que caracteriza a Melina es la pasión y la libertad. Por eso, cuando su madre le comenta de la llamada que recibió su padre, experiodista de La República, sobre una chica francesa que le agradecía por sus artículos, porque gracias a ellos pudo conocer su primera infancia, sabía que tenía una historia que contar.
“Mi papá recibe la llamada de una chica francesa que le agradecía porque sus artículos le ayudaron a reconstruir su primerísima infancia, porque ella pensó que había sido dada en adopción, pero cuando llega a Lima a conocer a su madre biológica, se entera de la tragedia”.
Pero, ¿de qué tragedia habla Melina? Se trata del tráfico de niños que sucedía en los 80, época en la que nuestro país no pasaba por su mejor momento. “Mi papá investigó muchos casos, de hecho, conocí a otra señora que había tenido un caso trágico, a ella le habían robado sus hijos ya grandes, eso fue devastador, más trágico todavía porque ellos habían tenido muchos problemas. Esos fueron los casos que llegué a conocer personalmente”.
Ópera prima
Con esta premisa en mente, Melina empieza a escribir un guion, que después de 10 años se convertiría en “Canción sin nombre”, su ópera prima que se estrenó nada menos que en el Festival de Cannes, en la Quincena de Realizadores, una muestra que se desarrolla en paralelo y que convierte a León en la primera directora peruana en participar en este reconocido festival.
“Conversamos con el equipo que éramos la quinta película peruana en asistir, pero la verdad es que no había reflexionado que era la primera mujer de todo ese grupo. Es un honor, me pone muy contenta que la prensa lo haya destacado por ese lado y creo que es una oportunidad para mirar hacia el futuro y que las nuevas cineastas florezcan”, indica León, quien estudió cine en la Universidad de Columbia, Estados Unidos.
Ambientada en los 80’s, “Canción sin nombre” narra la historia de Georgina Condori, una mujer andina cuya bebé recién nacida desaparece misteriosamente, después de dar a luz en una clínica falsa. En medio de la desesperación, conoce a Pedro Campos, un joven periodista limeño que toma a su cargo la investigación y emprende, junto a ella, la desesperada búsqueda. Todo esto sacará a la luz un tema que se proliferó en esa época: el tráfico de niños.
¿Cómo surge el nombre?
Surge a raíz de que no nos gustaba el nombre que teníamos que era “Canción de cuna” y buscando se le ocurre a mi coguionista y amigo, Michael J. White, y me encantó porque mezcla la ternura de la música y esto que no tiene nombre que es la violencia.
¿Cuánto tiempo demoró la producción?
La producción empieza en 2014, gracias a que obtenemos el fondo del Ministerio de Cultura. Pasó de ser un sueño, un guion que nadie iba a leer porque la gente no lee guiones, a una realidad. Entre pre y producción, habrán sido unos 5 años, pero el guion se inicia hace 10, como una idea.
Actores no actores
Para el proceso de selección de reparto, Melina tenía algo muy claro: “no quería contratar actores porque fuesen famosos para tener taquilla”, ella busca verdad en los personajes.
“Buscaba actores que no sean actores. Es muy aburrido eso de tener un texto, lo aprendes y luego lo interpretas. Nuestro texto no era tan perfecto y, en todo caso, no me importaba que lo fuera porque yo sentía que podía lograrlo. Si el actor que tenía al frente me podía dar las líneas del corazón, no me importaba que las cambiara. Y no es tan difícil, lo que pasa es que la gente tiene miedo a lanzarse a lo desconocido”.
¿Cómo se trabajó el tema de las locaciones?
Las locaciones sí venían de guion, la de Iquitos, por ejemplo, esa fue también una idea de Michael. Otra era la de Villa El Salvador porque es un distrito con mucha tradición, muy artístico, que ha tenido un crecimiento importante. Íbamos a grabar ahí, pero ya cambió, era imposible reconstruir los años 80 ahí. Entonces fue el buen Dante Castro, un chico que tiene mucha experiencia como productor de locaciones que nos llevó a Pachacutec, Ventanilla, un pueblo joven nuevo
¿Qué esperas que la película genere en los espectadores?
Simplemente que se emocionen como nosotros lo hicimos mientras la filmábamos. Que se identifiquen con la identidad andina y mestiza; y que se conmuevan al verse. Más allá de que le pueda gustar o no al público peruano, creo que al menos van a poder reconocer la libertad de los creadores.
Y es que, para Melina, la libertad es algo que debemos llevar siempre, en cada cosa que hagamos. “En todo aspecto de la vida hay que buscar libertad, uno mismo tiene que tomarla. Yo veo mucha gente que se autocensura, que antes de que alguien les diga algo ya se han puesto las barreras. La libertad hay que llevarla en todo lo que uno se dedique y creo que eso es un aporte de esta película”.
Planes a futuro
El Festival de cine de Cannes se desarrollará del 14 al 25 de mayo, tiempo en el que “Canción sin nombre” se proyectará tres veces, en el marco de La Quinzaine, que reúne, en esta edición, a 24 películas, y que, si bien no es una sección competitiva, se pueden conseguir premios independientes.
Después de esto, Melina tiene pensado realizar dos documentales en Perú. “Todavía tengo que obtener los permisos de los protagonistas por eso no puedo contar de qué se va a tratar, pero de uno de ellos sí, que espero se llegue a hacer pronto. Es sobre la historia de transexuales de la tercera edad”, indicó la cineasta.