Diez espectaculares paisajes de la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca
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La Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca, ubicada entre los departamentos de Arequipa y Moquegua, es un atractivo turístico donde la naturaleza luce todo su esplendor con absorbentes paisajes. Volcanes, fauna, flora y el recurso del agua combinan perfectamente en este lugar que tiene una extensión de 366 936 hectáreas y cuya altura se encuentra entre los 3500 y 6000 metros sobre el nivel del mar.
Fue establecida en 1979 para el cuidado del hábitat de la vicuña, animal emblemático del Perú que, incluso, aparece en el Escudo Nacional. En la actualidad, también representa la principal reserva hídrica de esta zona del país.
La cordillera caliente
Al suroeste de la reserva se encuentran uno de sus mayores encantos: la cordillera volcánica. Está compuesta por el Misti y Ubinas, que se encuentran en actividad, así como también por Pichupichu y Chachani, siendo este último el más grande de todos. El primero de la lista es el más conocido por ser el símbolo de Arequipa y también porque es el único con la punta casi perfecta, como se aprecia en las postales. Todos ellos pueden ser observados desde distintos puntos estratégicos de la zona natural.
Por esa razón, no es extraño encontrar fuentes de aguas termales cerca del área. A la espalda del volcán Chachani y al norte del Misti se encuentra el baño Umaluso que es uno de los más concurridos por los pobladores y visitantes. Entre otros atractivos turísticos también destacan el bosque de piedras de Puruña y las cuevas de Sumbay en donde se preservan 500 figuras de arte rupestre que tienen una antigüedad 8000 años aproximadamente.
La casa de la vicuña
La reserva guarda una mega diversidad de fauna. Aparte de especies de reptiles, anfibios y peces, existe 207 de vertebraros, de los cuales 158 son de aves y 37 de mamíferos. Entre los últimos están los camélidos sudamericanos: llama, alpaca, guanaco y la vicuña, quien es la reina de la casa. Estos animales viven juntos en las zonas más altas de las montañas.
El caso de la vicuña ha sido un logro. Con el compromiso de las comunidades locales, se logró recuperar del peligro de extinción. De 5000 ejemplares en 1967 pasó a 12 129 en el 2016, según informó el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp). Este proceso de conservación ha ido de la mano con el aprovechamiento formal de sus fibras finas por parte de los pobladores para actividades comerciales.
La magia de la naturaleza
La flora también se luce en esta reserva. Podemos apreciar a 358 especies de plantas. Las herbáceas y arbustias son las que más abundan y las que cumplen un papel fundamental para la obtención del recurso hídrico. Los yaretales, queñuales y pajonales tienen la capacidad de retener el agua que proviene de las precipitaciones de la lluvia, granizo y nieve. Además del subsuelo, el líquido es almacenado en los bofedales y lagunas que también embellecen el área y son el hábitat de hermosas aves como flamencos y patos cordilleranos.
¿Sabías que?
- La reserva ofrece a los visitantes distintas actividades como ciclismo, caminatas, pesca de trucha en época y lugares autorizados para observación de aves. Todas ellas bajo restringidas medidas para el cuidado de los recursos naturales. Para los amantes de la aventura, es posible realizar andinismo en la zona de los volcanes.
- La temporada recomendable para disfrutar de este sitio turístico es entre abril y diciembre debido a la ausencia de lluvias. Es importante llevar ropa adecuada pues la temperatura anual trasciende entre -2 y 8 grados.
Fuentes: Sernanp/ Universidad Nacional de San Agustín/ Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ Andina/ El Comercio/ Diario Correo