Retablos navideños: Redescubre la ancestral tradición peruana en Navidad
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Los retablos, y en especial los navideños, albergan un pedacito de Perú en cada uno de sus pequeños rincones.
Los retablos navideños en Perú son una de las manifestaciones culturales más emblemáticas y coloridas en el país. Este arte tradicional, que se caracteriza por su detallada escenografía y sus colores vivos, representa una adaptación local de los nacimientos que simbolizan la llegada de Jesús.
Con raíces en la cultura andina y una historia que fusiona la iconografía cristiana con el arte popular, los retablos navideños son una muestra indudable de la creatividad de los artesanos peruanos. Iniciemos este recorrido lleno de ingenio y color con aires navideños.
Fuente: Shutterstock
Origen e historia de los retablos
Ayacucho es una de las cunas de la artesanía peruana, y la región donde nace la mágica tradición del retablo. De acuerdo al libro “El retablo ayacuchano. Un arte en los Andes”, la fabricación de retablos surge en la región andina bajo el nombre de Cajón de San Marcos.
Es a mediados de la década de 1940 donde los retablos empiezan a conocerse en Lima. Primero en colecciones privadas, luego en exposiciones y finalmente en los mercados artesanales.
Sin embargo, si nos remontamos a sus raíces, estos se remiten a la época colonial. Inicialmente, los sacerdotes españoles lo introdujeron para representar escenas religiosas con el fin de evangelizar a la población de la sierra. Con el tiempo, las comunidades andinas hicieron suyo este arte y lo adaptaron a su propia cosmovisión.
Fuente: Alex Bryce / PROMPERÚ
En lugar de limitarse a las escenas religiosas tradicionales, los artistas peruanos comenzaron a incluir elementos de la vida cotidiana y de la naturaleza de los Andes peruanos, creando una obra que reflejaba tanto la fe cristiana como sus creencias y prácticas culturales: las corridas de toros, fiestas, peleas de gallos, danzas tradicionales, escenas rurales, vírgenes y santos, procesiones de Semana Santa, entre otros.
Es así que de los Cajones de San Marcos, este arte pasó a tener el nombre genérico de Retablos. Eso sí, la caja de madera mantenía su misma decoración floral polícroma.
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Características
Un retablo navideño peruano suele tener una estructura de madera con puertas que, al abrirse, revela una escena en miniatura. El interior está decorado con figuras de arcilla o yeso pintadas a mano, que representan a personajes del pesebre, como la Virgen María, San José, el niño Jesús, los tres reyes magos y los pastores, además de animales y otros elementos propios del entorno rural peruano.
Las figuras suelen ser pintadas con colores intensos, como el rojo, el amarillo y el azul, lo que añade vitalidad y simbolismo al retablo. Cada detalle es meticulosamente esculpido y pintado, reflejando el talento de los artesanos. En algunos casos, también se incluyen elementos locales como la vestimenta típica de la región (ojotas y chullos, por ejemplo) animales autóctonos y plantas, lo que da al retablo una identidad claramente peruana.
Significado y simbolismo
Los retablos navideños en Perú representan la combinación de la fe y la cultura andina. Son una forma de expresar el espíritu de la Navidad desde una perspectiva que no solo resalta el nacimiento de Jesús, sino que también incorpora los elementos importantes del entorno.
De esta manera, para muchas familias peruanas, que también radican en el extranjero, tener un retablo navideño en casa se convierte en una manera de preservar y honrar su herencia cultural. En cuanto a la fabricación de los retablos, estos se han convertido en un medio de sustento económico y en una actividad que promueve la continuidad de esta tradición tan arraigada.
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La herencia universal de Joaquín López Antay
Figura clave para entender la revaloración del arte tradicional, Joaquín López Antay (1897-1981) fue un reconocido artista, famoso por su maestría en la creación de retablos ayacuchanos. Alrededor del año 1940, su obra se caracterizó por una nueva técnica en lo que todavía se conocía como los Cajones de San Marcos.
Este precursor del arte fabricó una mezcla de yeso y papa, con el objetivo de obtener un material maleable, duro al secar y liviano de transportar. Así, la tradición de los retablos ayacuchanos quedó cimentada a la manera como lo conocemos hoy en día.
Su trascendencia fue tal que en la década de 1970 se le concedió el más importante galardón en su rubro del país: el Premio Nacional de Cultura, marcando un hito en el reconocimiento del arte popular en Perú.
La casa Museo Joaquín López Antay, ubicada en Ayacucho, es un destino imperdible para los amantes del arte, la cultura peruana y las tradiciones andinas. Este museo está dedicado a la vida y obra del icónico maestro artesano, de manera que visitar este santuario cultural es sumergirse en la magia de los retablos ayacuchanos.
De esta manera, los retablos navideños peruanos representan una ancestral tradición que combina arte, fe y cultura, al mismo tiempo que son una muestra del ingenio y la habilidad de los artesanos nacionales.
No cabe duda de que cada retablo cuenta una historia, no solo de la Navidad, sino también de la vida y las creencias de las comunidades andinas que existen. A medida que esta tradición continúa expandiéndose más allá de las fronteras nacionales, los retablos navideños se convierten en un símbolo del espíritu e identidad peruana en el mundo.
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