¡El Carnaval de Cupisa es declarado Patrimonio Cultural de la Nación!
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En el distrito de San Lorenzo, ubicado en la provincia de Andahuaylas (Apurímac), se celebra el Carnaval de Cupisa, una manifestación cultural que, por ser un factor de integración social dentro de la comunidad de Cupisa, e incentivar la participación colectiva de las comunidades aledañas, ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura.
En esta festividad participan comparsas de los centros poblados del mismo distrito como Lluipapuquio, Ancatira, Champaccocha, Santa Rosa, Chullcuisa, Yuncaya; así como comunidades de distritos aledaños como Pacucha, Kishuara y Andahuaylas, convirtiéndose en un espacio de unión entre comunidades vecinas, y destacando el contenido simbólico de elementos como el vestuario, la música, y la danza.
El Carnaval
Su origen se remonta a mediados del siglo XVIII cuando como parte de las celebraciones por la inauguración de un puente de piedra, mandado a construir por el corregidor de Andahuaylas, se solicita la representación de un carnaval.
Las celebraciones se realizan entre febrero y marzo, en la semana previa al inicio de la Cuaresma, según el calendario religioso católico. Organizada por junta directiva de la comunidad campesina de Cupisa, la festividad inicia en la madrugada del martes con el encuentro de compadres, que consiste en la visita mutua entre personas que han generado un vínculo por parentesco ritual o padrinazgo, como un bautizo o primer corte de pelo de un hijo, o la construcción y techado de una casa.
Durante este encuentro, se lleva a cabo el qotonakuy, costumbre en la que los compadres visitantes eligen un obsequio como frutos de las cosechas o algún animal menor del anfitrión, los que son entregados como símbolo de agradecimiento. Luego, los anfitriones ofrecen un desayuno consistente a los invitados. Seguidamente, se realiza un pasacalle con la participación de toda la comunidad, mientras van llegando las comparsas provenientes de comunidades y centros poblados aledaños.
El miércoles de ceniza, los participantes vuelven a la plaza de Cupisa para compartir un desayuno. Siguen luego con los pasacalles y las comparsas de carnaval, para luego, por la tarde, emprender el regreso a sus lugares de origen. Las celebraciones pueden por extenderse algunos días y, todo finaliza con la realización del cortamonte, costumbre localmente conocida como mallki y organizado por la pareja que tumbó el árbol el año anterior.
Enfrentamientos rituales
Como parte de las actividades de este carnaval, se llevan a cabo diversos enfrentamientos rituales, en los que no solo se muestra la valentía de los participantes, sino que mitigan y previenen posibles conflictos entre individuos y comunidades. Y es que, durante esta festividad, se rompen barreras sociales, fomentándose la competencia, el juego y la unión de las parejas.
Warakanakuy es el primero. Consiste en golpear, usando la waraka, piernas o cualquier otra área que no comprometa la integridad de la otra persona. Este enfrentamiento es realizado por hombres y mujeres, siendo la única condición que ambos contendientes sean del mismo sexo. Quien golpea, baila agitando la waraka hasta que realiza el golpe. Luego, ambos contendientes cambian de roles, y quien recibió el golpe pasa ahora a moverse con el látigo.
Otros combates que se realizan en el carnaval son el seqollonakuy y el qalaschanakuy que, a diferencia del warakanakuy, son realizados solo por los varones de la comunidad, los cuales se detienen cuando las mujeres intervienen o cuando se observa que se podría poner en riesgo la integridad física de uno de los contendores.
Vestuario y música
Las comparsas que se realizan en el Carnaval de Cupisa están conformadas por hombres y mujeres. Estas últimas visten con faldas o polleras negras o rojas, adornadas con cintas de colores cerca a la base; una chamarra roja con bordados en el pecho y manga; así como una manta oscura, que cubre hombros y espalda, y lleva ribetes decorativos a los lados y al centro. A estas se añaden un sombrero de paño con cintas de varios colores y plumas de pavo, sujetadas por una cinta blanca; y ojotas. Además, portan piñis, collares de múltiples cordones que van adornados con frutos secos, wayruros y pequeñas piedras de colores.
Por su parte, los hombres llevan dos pantalones negro y blanco, los cuales llevan puestos uno encima del otro; una camisa generalmente blanca, aunque también puede ser roja o azul a cuadro o una combinación de ambas; así como una faja atada a la cintura y de la cual caen cintas principalmente rojas que emulan una pollera. Además, usan chullo y dos pañuelos cruzados sobre el pecho. Completan su vestimenta con distintos implementos utilizados en los enfrentamientos rituales.
Los músicos que acompañan las comparsas llevan la misma vestimenta que los danzantes varones, pudiendo reemplazar el chullo por una prenda denominada atoq chuku, sombrero heredado de generación en generación y confeccionado con la piel disecada de un zorro.
En cuando a la música, las mujeres llevan campanillas o cascabeles en las manos con los que marcan el ritmo; mientras que la quena es tocada por lo hombres. La 'tinya', que es un tambor pequeño hecho con un aro de madera y parches de cuero de vaca, es ejecutada por hombres y mujeres.
El dato
- Cupisa es un centro poblado que se ubica en el distrito de San Jerónimo, en la provincia de Andahuaylas, departamento de Apurímac, a una altura de 3,692 metros sobre el nivel del mar. Es una comunidad campesina reconocida a través de la Resolución Suprema N° 172, emitida el 19 de abril de 1965, e inscrita en registros públicos el 26 de junio de 1990.
Fuentes: Andina/ La Mula