Técnicas de cerámica de Checca Pupuja ahora son Patrimonio Cultural
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En Checca Pupuja, Puno, existe una técnica tradicional para elaborar cerámica, la cual cumple actualmente un rol fundamental en la vida social, cultural y ceremonial de la comunidad; y que ha sido recientemente declarada Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura.
De acuerdo a la resolución ministerial, el reconocimiento a la cerámica de Checca Pupuja se debe a que los conocimientos y prácticas utilizadas en su producción son “una manifestación que da cuenta de los intercambios culturales y artísticos entre las prácticas alfareras prehispánicas y las instauradas durante el virreinato en el Altiplano peruano".
Bajo esta técnica, que simboliza la capacidad creativa de sus hacedores y la relación que ellos conservan con la naturaleza, la arcilla se esculpe con las manos (técnica del modelado) y con la ayuda de herramientas, se trabajan las superficies.
En esta cerámica, se distinguen dos tipos de diseños: los que cumplen funciones domésticas (ollas, platos, jarras, candeleros, fogones, entre otros); y están los que tienen un significado ceremonial (platos para rituales, toros, vasijas, botellas; etc.).
Proceso de elaboración
Antes de comenzar con la elaboración de las piezas, es necesario preparar la masa, la cual se basa en dos elementos: arcilla y piedra pizarra o "ch’alla", esta última tiene la función de dar consistencia a la primera.
La arcilla es molida en batanes de piedra, después es colocada en un recipiente con agua y se agrega la "ch’alla", con ayuda de los pies se mezcla hasta conseguir la consistencia adecuada. Luego, la masa se guarda por varios días en una habitación con poca iluminación y una adecuada ventilación hasta su uso.
Si bien para la elaboración de las piezas, el ceramista se sienta en el suelo y coloca sobre sus piernas el tablero en el que trabajará la arcilla, hay diseños que deben ser trabajados por etapas. Por ejemplo, para diseños complejos como el toro o vasijas, se requiere trabajar en fases; es decir, se espera que la pieza seque para añadir los detalles. En cuanto a las botellas, se arman a partir de la superposición de rollos de arcilla.
Para los acabados de las piezas, los ceramistas usan diversas herramientas. Para alisar las superficies están la chawina y el chatu ruwana, ambas hechas de madera y en forma de media luna; para las partes externas, se usa un cuchillo de metal o madera; en cuanto a los bordes de los depósitos y platos, se utiliza un trozo de cuero mojado con agua para lograr que se deslice con facilidad sobre la arcilla. Para los adornos, la t’ikachana es la herramienta a usar.
Es necesario dejar que la pieza terminada seque en la sombra de dos a cinco días, para luego cubrirla con un engobe blanco. Para la decoración se utilizan tierras de colores locales, como la puka hallp’a o tierra roja y la yuraq hallp’a o tierra blanca, las cuales son disueltas en agua para después proceder a pintar las piezas con los motivos principales de la cerámica de Checca Pupuja (líneas zigzagueantes, flores y espirales).
Influencia española
La práctica alfarera de Checca Pupuja se potenció siglos atrás con los conocimientos que llegaron tras la conquista española. Entre los aportes más destacados, están el uso del torno para fabricar vasijas y jarrones; y la incorporación de técnicas de vidriado y locería, que se asemejan a las piezas de las regiones ibéricas de Talavera de la Reyna, Puente de Arzobispo, Teruel, Muel y Sevilla.
Esta técnica también es desarrollada en los distritos de Santiago de Pupuja y José Domingo Choquehuanca; lo que demuestra la importancia que la doctrina de Santiago de Pupuja tiene en la comunidad, tanto en el aspecto económico, productivo y cultural.
Efecto en la comunidad
La comunidad de Checca Pupuja es parte de la provincia Azángaro y en la actualidad cuenta con un aproximado de 60 familias que basan su economía en la crianza de animales, cultivo de productos, elaboración de textiles y alfarería, destacando en esta última el estilo vidriado y el amplio repertorio de piezas.
Hay muchas cosas que resaltan en la cerámica de esta comunidad, entre ellas su capacidad de mostrar la complejidad de la cosmovisión andina alrededor de la vida agrícola y los recursos naturales existentes. Está también la trascendencia que tiene localmente, ya que no solo complementa la economía familiar, sino que es una actividad sostenible con los recursos naturales del lugar.
¿Sabías que?
- Es parte de las creencias en los maestros alfareros, que, para realizar una pieza, la persona debe estar con buen ánimo y voluntad, de lo contrario, el trabajo no tendrá el resultado deseado.
- Los conocimientos de esta expresión artística son transmitidos en el hogar, niños y niñas comienzan elaborando pequeñas piezas, y a modo de juego van aprendiendo las técnicas.
Fuentes: El Comercio/ Andina