Nació en el barrio de San Blas, en Cusco, la tradición artística de Antonieta Mérida ha sido fuertemente influenciada por su padre, Don Edilberto Mérida, también escultor, quien retrataba en sus figuras de barro la situación de los campesinos indígenas de las localidades más remotas del Perú. Don Edilberto ha sabido retratar el sufrimiento y el dolor a través de expresivas esculturas, alcanzando un reconocimiento internacional que su hija ha logrado mantener. Tras acompañar a su padre en el mundo en exposiciones y galerías de arte, Antonieta decidió ir más allá, fusionando el estilo que ella llama indo expresionista con lo mejor de la afamada Escuela Cusqueña de pintura. Así logró recrear los personajes de estas imágenes con aplicaciones de pan de oro, pan de plata, entre otras variaciones.