Pedro Paulet, el peruano que soñaba con llegar a la luna
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Hubo un peruano que soñaba siempre con pisar la luna. Y trabajó toda su vida para estar lo más cerca de lograr su anhelo. Hablamos de Pedro Paulet, una de las mentalidades más inspiradoras de la ingeniería peruana. El sueño de Paulet data desde su infancia allá en Taibaya (Arequipa), a finales del siglo XIX, cuando el niño fabricaba sus propios fuegos artificiales empleando carrizo y pólvora.
Su amor desmedido por la astronáutica empezó de modo casual gracias a su amistad con un sacerdote francés llamado Hipót Duhame, quien oficiaba como su guía y maestro. Un día, el religioso le cedió a Paulet un ejemplar de De la tierra a la luna, del afamado escritor Julio Verne. El libro pronto se convirtió en su objeto más preciado, igual que otros títulos del escritor francés que estimularon su visión futurista. Este fue el caldo de cultivo para sus grandes proyectos científicos.
Aportes a la aeronáutica
Paulet creció al igual que su afán por la astronáutica. Sin embargo, la falta de medios económicos por poco y lo deja sin estudios superiores. Afortunadamente, sus paisanos ya habían corrido la voz de su talento, por lo que el rector de la Universidad San Agustín lo invitó a postular a dicha casa de estudios. Paulet acudió al examen en el que debía enfrentar a un exigente jurado. El joven culminó su presentación con una fuerte ovación y en 1890 empezó la carrera de ingeniería.
Inmerso entre libros, fórmulas y pláticas con maestros, supo plasmar numerosos proyectos e investigaciones, los mismos que le valieron un gran reconocimiento por parte de la comunidad científica. Fue así que el gobierno le concedió una beca para continuar sus estudios de ingeniería y arquitectura en la Universidad La Sorbona de París.
Paulet logró pulir en Francia uno de sus proyectos más innovadores: el motor-cohete. La idea era hacerlo funcionar con combustible líquido en una época en que las grandes potencias preferían la pólvora. Por entonces, Paulet fue admitido en la Sociedad Astronómica Francesa, donde estudió, junto a otros científicos, la constitución de la atmósfera y la creación de una máquina que pudiera ascender al cielo.
En 1902, propuso su gran proyecto: un avión de metal, sin hélices, con ala delta y una cabina ovoide. Con él se adelantó a grandes pioneros de la aviación, como los hermanos Wright, quienes en 1903 realizaron el primer vuelo a bordo de un aeroplano. Aunque Paulet estaba lleno de ideas revolucionarias y trabajó duro para materializarlas, la falta de apoyo económico habría frenado sus viajes. No obstante, el mundo lo recordaría. El modelo creado por el arequipeño fue presentado dieciséis años después en el primer tratado de aerodinámica en Alemania.
En 1927, el propio Paulet revelaría que el diseño del avión- cohete en realidad había sido creado mucho antes de salir a la luz. El científico escribió en el diario El Comercio:
“[...] Lo que me induce a escribir la presente es hacer notar que el proyecto del avión-cohete ha sido ideado y estudiado por el suscrito hace treinta años, cuando era estudiante en el Instituto de Química Aplicada de la Universidad de París. Tal proyecto mío es por tanto anterior a la construcción de los modernos aeroplanos”.
Legado científico
En vida, Pedro Paulet transmitió sus ideas visionarias a su hija Megan, quien continuó nutriendo dichos aportes. “Cuando seas grande y mi invento sea realidad, tú y yo viajaremos a la Luna. Y si por mi edad fuera a morir, tú seguirás mis pasos”, le dijo a su sucesora. Paulet, partió de este mundo en 1945, pero su legado se extendió en el tiempo. La Nasa recogió sus aportes para poner al Apolo 11 sobre la superficie lunar en 1969. Hoy en día, una placa rinde honores al ingeniero peruano en el Museo Nacional Aéreo y Espacial de Washington, del Instituto Smithsoniano de los Estados Unidos, donde descansa la mayor colección de aviones y naves espaciales del mundo.
En marzo de este año, el Ministerio de Cultura reconoció los escritos de este pionero de la aeronáutica como Patrimonio Cultural de la Nación. La colección se compone de nueve documentos llenos de bocetos, dibujos, registros y autógrafas realizados por Paulet durante sus años de investigador.
Fuentes: BBC/ El Peruano/ El Comercio/ Fondecyt