¡Pura alegría! Así es la colorida y tradicional danza de Los Negritos de Huánuco
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La danza Los Negritos es una de las estampas folclóricas más representativas del Perú. Considerada la escenificación más importante del departamento de Huánuco, tiene como finalidad rendir homenaje y pleitesía al niño Jesús durante las fiestas de fin de año.
Asimismo, para las cofradías, también representa una expresión de libertad para sus antepasados afrodescendientes que lograron emanciparse de la opresión de los conquistadores.
Un poco de historia
Existen muchas hipótesis respecto al origen de la danza. La información disponible sugiere que empezó a ejecutarse a partir del 3 de noviembre de 1854, luego de que el mariscal Ramón Castilla anunciara la ley que permitía la liberación de los esclavos. Gran parte de ese grupo provenía de África y fue traído por los colonos durante la época de la conquista.
La algarabía de la población fue tan grande que todos salieron a las calles a celebrar el fin de muchas décadas de abusos y opresión. Sus particulares movimientos y singulares melodías poco a poco fueron cautivando a más personas. El ritmo era tan contagioso que no tardó en replicarse por diversos puntos de todo el Perú.
Un dato muy importante es que la danza se habría originado en la localidad de Andabamba, conocida por ser una de las haciendas coloniales de mayor renombre de la época.
Unos años después, en 1909, surgió la primera cofradía de negritos Nuestra Señora del Patrocinio Huallayco Primero de Enero.
Con una coreografía un poco más elaborada y con un vestuario representativo, estos danzantes “usaban cotones al estilo militar. Los cotones eran poco vistosos, con adornos y máscaras toscas que diferenciaban los rasgos físicos de los esclavos. Con el tiempo se crean más cofradías, incluso evoluciona el bordado de los cotones, cosidos a máquina con lentejuelas coloridas”, detalla el historiador Fredy Aranda al diario El Peruano. Sus pasos eran acompañados por el ritmo del bombo y el pincullo (flauta andina hecha con hueso o madera).
Sonido y atuendos
Con el paso del tiempo, los vestuarios y la música han tenido algunas variaciones. Ahora, los casi sesenta hombres que participan de la coreografía son acompañados de una banda musical que toca al ritmo de cuatro melodías.
La obertura lleva el nombre de Caporales, cuyos sonidos son lentos. La siguiente melodía es la Cofradía, que incluye entre 13 y 14 temas diferentes (con ella, los negritos dan por inicio a la tradicional mudanza). En seguida, suena la Pachahuara, empleada para recorrer las calles adorando al niño Jesús.
Otra melodía de sonido pentatónico es utilizada para cerrar con broche de oro las celebraciones.
Sus trajes se han convertido en atractivas prendas personalizadas con lentejuelas, grecas y pedrería (un ejemplar de estos trajes puede costar entre 1200 y 2000 soles). Las máscaras también continúan siendo una pieza clave.
La fiesta
La celebración inicia el 24 de diciembre, en vísperas de Navidad. Durante estos días, los danzantes usan un vestuario totalmente formal, el cual lleva escrito el nombre de la cofradía. Los demás días de festividad, el cotón bordado, el cual deja al descubierto la habilidad artística que hay en su confección, es el uniforme elegido por la cuadrilla.
La coreografía cuenta con personajes representativos, como el turco y la dama, ellos llevan trajes diferentes en señal de opulencia. Tras ellos está el abanderado, quien danza portando las banderas de Perú y Argentina (lleva puesto una máscara que representa al colono español).
También figuran los corochanos, quienes, si bien roban muchas sonrisas a los asistentes, recrean a su vez la nobleza déspota. Se les distingue por su levita con solapas y puños bordados, así como hombros y charreteras adornados con botones.
Fuentes: Andina/ El Peruano
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