Algunos datos poco conocidos sobre el Parque de la Reserva
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La capital del Perú posee lugares de esparcimiento que esconden historias insólitas. Es el caso del Parque de la Reserva, en cuyos muros, caminos y estatuas todavía parecen resonar las voces de los voluntarios que defendieron la patria del enemigo.
Ubicado en el Cercado de Lima, se inauguró un 19 de febrero de 1929. El primero en construirse fue el Parque de la Exposición, en el año 1870, por lo que este sería el segundo parque establecido en dicha área urbana.
Reducto militar
El Parque de la Reserva fue construido por orden del presidente Augusto B Leguía en homenaje al Batallón de Reserva que se inmoló defendiendo la ciudad durante la guerra con Chile en 1881.
Este cuerpo militar se formó luego de que, en 1880, el entonces gobernante Nicolás de Piérola publicara un Decreto Supremo en el que convocaba a todos los peruanos –entre los 10 y los 60 años– para constituir la defensa de la ciudad de la avanzada chilena.
Fue precisamente en este espacio de más de 15 hectáreas de terreno que los soldados recibieron instrucciones sobre estrategias militares que luego serían usadas en el campo de batalla.
Espacio estudiantil
Otros apuntes señalan que en el Parque de la Reserva los estudiantes de la antigua Escuela de Agricultura solían realizar sus prácticas profesionales ya que allí se encontraba el bosque de la hacienda Santa Beatriz.
Posteriormente, ellos se trasladaron al valle de Ate, hoy distrito de La Molina, donde continuaron con sus prácticas.
Más allá de sus diversos usos, el Parque de la Reserva sigue siendo una joya arquitectónica de época, pues luce en su ornamentación una atractiva mezcla de corrientes artísticas neoclásicas y neoperuanas.
Reliquia arquitectónica
El diseño definitivo del parque tiene forma de jardín inglés. En su creación participaron los indigenistas Daniel Vásquez Paz, quien se encargó de crear la fuente incaica, y el pintor José Sabogal, artífice de la huaca ornamental. También participó el arquitecto francés Claude Sahut.
Los cimientos de esta intervención se comunican con el monumento y la plaza creadas en homenaje a Antonio José de Sucre, héroe de la batalla de Ayacucho.
Entre los principales atractivos del Parque de la Reserva destaca su impresionante paseo de esculturas y bustos. La gran mayoría de ellos fueron creaciones de la artista peruana Cristina Gálvez, considerada como una de las pioneras de la escultura moderna en este país.
A nivel de Latinoamérica, el parque es considerado uno de los pocos en haber sido diseñado bajo el estilo Art Decó.
Recuperación
En el año 2003, y luego de haber pasado una larga temporada en estado de abandono, se iniciaron las reparaciones de este pintoresco espacio. La arquitecta Flor de María Valladolid fue la encargada de liderar este proyecto.
El resultado fue satisfactorio: no solo se logró restaurar todos los momentos y esculturas que ahí reposan, sino que también se pudo recuperar un espacio público más para la ciudad. En el año 2004, recibió el título de Ambiente Histórico Urbano Monumental, otorgado por el Ministerio de Cultura.
Hace unos años, el Parque de la Reserva alberga también el tradicional Parque de la Aguas, un recinto mágico en que las piletas forman diversas esculturas líquidas iluminadas con destellos multicolores, una atracción que sin duda ha contribuido también a posicionar este importante rincón limeño.
Entre sus fuentes, existe una que expulsa un chorro de agua de hasta 80 metros de alto.
Otra, que mide 95 metros de largo, permite mostrar en una pantalla de agua –considerada una de las más grandes del mundo– un espectáculo de imágenes y sonidos referentes a la cultura peruana y sus majestuosos escenarios.
El alma de los reservistas sonríe igual que el público concurrente.
Fuentes: El Comercio/ Publimetro/ Perú 21.
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