Moda con propósito: el arte textil de Mozhdeh Matin
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Fibras naturales, tejidos artesanales y una fuerte mirada contemporánea son algunos patrones que configuran el universo creativo de Mozhdeh Matin. Convencida en revalorizar el arte étnico textil, la diseñadora se ha dedicado en cuerpo y alma a visitar decenas de comunidades peruanas para trabajar –junto a las artesanas y tejedoras – piezas únicas y con valor agregado que hoy conquistan las vitrinas de lujo del mundo.
Hilos de vida
Su vínculo con la moda siempre fue cercano. Desde pequeña. La elaboración de prendas propias era una costumbre enraizada en su hogar, así que convivir entre retazos, hilos y moldes fue siempre algo cotidiano para ella. Este hecho formó, en parte, su convicción para crear piezas que rompan el molde de lo superficial y común.
Artes plásticas fue la primera carrera que siguió en Bolivia. Por ello, es imposible que, al ver su trabajo, no salte a la vista la fuerte carga artística que reflejan sus colecciones. Mientras trabajaba en los proyectos que le encomendaban sus maestros, se dio cuenta de que la mayoría de sus tareas tenían un mismo punto de partida: “Casi todos mis trabajos eran textiles”, dice. Mozhdeh retornó a Lima con la idea clara de estudiar moda. Y así lo hizo.
Inspiración
Llegó el 2008 y para ese entonces el talento de la joven artista ya comenzaba a hacer eco en la industria local. Ese mismo año, Mozhdeh incursionó en el concurso Jóvenes Creadores de Perú Moda –evento que muestra al mundo lo mejor del diseño peruano–, sin saber que a partir de esta experiencia encontraría el factor ético y étnico que hoy son el espíritu de su marca.
“Fue una motivación de PROMPERÚ. Una de las bases del concurso era que los diseñadores vayamos a trabajar con fibra de alpaca. A partir de ahí descubrí todo un universo textil que yo podía trabajar y que no lo había hecho hasta ese momento (antes ya tenía la curiosidad). Perú Moda fue un empujón. Empecé a trabajar solo alpaca y algodón, viajé por todo el Perú, me adentré más al trabajo de las tejedoras”, cuenta la diseñadora.
La admiración de Mozhdeh por el trabajo de las tejedoras siempre estuvo presente gracias a la cercanía que le brindó el haber crecido en Cajamarca (lugar donde sus padres, iraníes de nacimiento, formaron su hogar). Pero fue en virtud a este concurso –en el que además salió ganadora – que tuvo la oportunidad de conocer –y trabajar– de forma mucho más íntima con muchas otras mujeres que mantienen vivas las técnicas milenarias de sus antepasados. “Al ganar el concurso, al año siguiente tenía un desfile yo sola. Entonces comencé a viajar y a buscar comunidades con las que pudiera crear. Así fue creciendo esto”, dice.
Los años, los viajes y las ganas de seguir experimentando la han llevado a trabajar codo a codo con comunidades de la sierra y la Amazonía del Perú. En la actualidad, estas se encuentran ubicadas en Cajamarca, Huancavelica, Puno, Puerto Maldonado y también en Lima, donde trabaja con un grupo de mujeres artesanas de Villa El Salvador, Puente Piedra y San Juan de Lurigancho.
Fina estampa: el origen de Mozh Mozh
La clave del éxito está en nunca dejar de aprender, y tampoco dejar de arriesgar. Eso Mozhde lo tiene claro. Fue entonces que –en el 2015– tras culminar una pasantía con la artista textil Liz Collins que la llevó a trasladarse a Nueva York, la diseñadora decide crear Mozh Mozh, marca de lujo que hoy es conocida a nivel internacional como un referente del slow fashion.
“Desde que empecé me ha gustado visitar las comunidades, aprender sobre las culturas que tenemos. Toda esta riqueza visual y textil siempre me ha emocionado bastante. Hacer una consulta y colaboración con los artesanos y luego exportarlo, para mí es emocionante”, añade.
No pasó mucho tiempo para que la marca saliera de suelo peruano a lucirse en una de las vitrinas más influyentes en el mundo de la industria: el New York Fashion Week. Fue gracias a esta experiencia que el trabajo de Mozhdeh encontró un nuevo rumbo: el mercado internacional. Para ello, narra la diseñadora, tuvo una ardua preparación, tanto en temas administrativos, como de logística. El reto era cautivar a los compradores y gracias al valor diferencial de sus prendas lo consiguió.
“Hemos ido creando público orgánicamente sin ningún plan estratégico. Ha sido todo muy de intuición y confianza, de crecer poco a poco con la máxima humildad posible. La acogida quizá ha sido más en los países donde valoran mucho más la cultura. Japón, después en América, Canadá, México y EE. UU. Toda persona que tenga un valor hacía la artesanía aprecia bastante nuestro trabajo”, revela.
Nuevas propuestas
Hace unos meses, la diseñadora se convirtió en tendencia mundial luego que la modelo Bella Hadid se luciera –durante la Semana de la Moda en Milán– con un traje de cuero de shiringa hecho por Mozh Mozh. Matin no esconde su emoción por el suceso y revela que le causó mucho orgullo que eligiera, en especial, este conjunto, pues está hecho con un material usado (en prendas) únicamente por su marca.
“La shiringa [líquido extraído de los árboles de Hevea Brasiliensis que crecen en la Amazonía peruana] es un material que Mozh Mozh hemos experimentado y lo estamos proponiendo como una alternativa al cuero. Es un material que identifica mucho la marca, somos la primera marca de ropa que trabaja con eso y lo estamos promoviendo en el mundo como una alternativa de cuero sostenible hecha en Perú”, explica.
El otro rostro de la crisis
Para este año, Mozhdeh tenía planeado dos viajes de negocio al extranjero y la producción (y posterior envío) de piezas que conforman su colección otoño/invierno 2020 a sus exclusivos clientes de fuera. Hoy todo está en stand by, la crisis sanitaria que afronta el mundo a causa del COVID-19 ha obligado a la diseñadora –y a su equipo repartido en las tres regiones del Perú– a priorizar la salud y hacer una pausa en la entrega de pendientes.
Pero esto no ha dado pie al descanso. Aprovecha este tiempo para ir dando forma a lo que será su colección primavera/verano 2020. Además, a partir de una muy querida recopilación de retazos que Mozhdeh atesora como oro, pues son de telares que datan desde su primera hasta su última colección, ha iniciado la creación de simpáticas mascarillas. Una serie ha sido donada para los profesionales de la salud y otra está siendo vendida a través de sus plataformas a un precio sumamente solidario. “Quiero que todo el mundo pueda tenerlas”, dice.
Hace poco, Matín tuvo presencia en la subasta virtual Manos a la obra, donde participaron un abanico de diseñadores peruanos que ofrecieron sus trabajos a fin de ayudar a la mejora de oportunidades de tres asociaciones de artesanos: Artesanías Arte Sur Chincha (Ica), Asociación de Artesanos Bordadores Valle del Colca (Arequipa) y Arte Awajún de las comunidades del río Comaina (Amazonas). Según contó Mozhdeh, el evento colmó todas sus expectativas.