La enigmática cultura Chavín del Perú
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La cultura Chavín fue una de las más trascendentes de la época pre inca. Sus inicios datan del año 1200 a.C. hasta el 200 a.C., dentro del periodo denominado ´formativo´. Su principal centro, el Sitio Arqueológico Chavín de Huantar, ubicado en el distrito del mismo nombre, en la provincia de Huari (Áncash) en Perú, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia, y la Cultura (UNESCO) en 1985.
Este complejo guarda una gran expresión artística representada en sus particulares esculturas, entre las que destacan las famosas ´Cabezas Clavas´ y el ´Lanzón Monolítico´. Asimismo, sus centros de culto resaltan por la arquitectura representada en sus terrazas y plazas, las mismas que están rodeadas por estructuras de piedras labradas. Claros ejemplos son la zona de la Pirámide de Tello, la Plaza Circular, la Plaza Rectangular, las Plataformas Norte y Sur Norte, el Templo Nuevo y el Templo Viejo.
Distintos historiadores afirman que la religión en la cultura Chavín era politeísta, les rendían culto a animales de gran tamaño como las serpientes con pelo y colmillos largos. Otras de sus deidades era la comida representada por un caimán y el inframundo ilustrado con una anaconda.
En sus grandes monolitos estaban representados los dioses a los que rendían culto, cada uno de ellos tenía trascendencia espiritual y su carácter e interpretación eran estrictamente sagrados.
Templo de Chavín de Huantar
Fue construido en dos etapas denominadas Templo Viejo (900 – 500 a.C.) y Templo Nuevo (500 – 200 a.C.). El Templo Viejo tiene un patrón arquitectónico en forma de U. Posee galerías subterráneas con celdas que contienen nichos en las paredes y clavas salientes, que, según investigaciones, servía para obtener algún tipo de Iluminación. En el centro del Templo Viejo se ubica el Lanzón Monolítico, divinidad suprema de la cultura Chavín.
Con respecto al Templo Nuevo, su estructura es más amplia y está precedido por el Pórtico de las Falcónidas, que es la portada del Templo de Chavín de Huantar, la misma que tiene en el centro dos columnas cilíndricas de piedra negra que sostienen un dintel voladizo a modo de cornisa. Este santuario se une con la Plaza Hundida en cuyo centro, se dice, se encontraba el Obelisco Tello.
Cabezas Clavas
Las denominadas ´Cabezas Clavas´ son rostros zoomorfos tallados en piedra, ubicados de forma horizontal y equidistante. Algunas investigaciones afirman que resguardaban los templos, y otras refieren que se utilizaban para ahuyentar malos espíritus o que eran representaciones de las cabezas de los enemigos de la cultura.
Las Cabezas Clavas muestran seres míticos chavín y su nombre se debe a que todas tenían una estructura alargada en la parte posterior, las mismas que servían para fijarlas en las paredes. En la actualidad, solo una se mantiene en su lugar original, en el Templo de Chavín de Huantar.
Lanzón Monolítico
Su investigador y descubridor, Julio C. Tello, antropólogo peruano reconocido como el ´Padre de la arqueología peruana´, la denominó lanzón por su forma de ´lanza´. El Lanzón Monolítico es la divinidad suprema de la cultura Chavín, representada físicamente por un ídolo de piedra de granito.
Mide 4.53 metros de altura y está ubicado en las galerías del Templo Viejo. Tiene características antropomorfas, un rostro con colmillos de felino, y brazos, piernas, orejas y los cinco dedos (de pies y manos) de humanos. Estos últimos terminan en forma de garra. Simbólicamente y por su posición a modo de una columna vertebral de piedra, se presume que el Lanzón era en la Cultura Chavín el mediador entre el cielo y la tierra.
Obelisco Tello
El imponente Obelisco Tello, que presenta una altura de 2.52 metros y un ancho de 32 centímetros, es la figura más compleja de los objetos chavines. Fue hecha en base a granito de corte trapezoidal y representa una divinidad particular: la unión de dos caimanes que posee labios gruesos y aguzados dientes que salen de su boca. Es una escultura lítica de forma de prisma y esculpido en sus cuatro caras, en cuya superficie se pueden visualizar hombres, aves, serpientes, felinos y plantas propias de Chavín. Según refieren las creencias, esta especie de monstruo divino se alimentaba de todos ellos.
Estela Raimondi
Es un monolito de granito pulido en una sola de sus caras, cuyo nombre es un homenaje a Antonio Raimondi, naturalista y geógrafo italiano que la trasladó a Lima para su estudio y conservación. Tiene 1.98 metros de altura, 74 centímetros de ancho y 17 centímetros de grosor. Representa un dios con dos báculos en las manos, que, según el arqueólogo e historiador peruano Federico Kauffmann Doig, es similar al dios representado en el Lanzón Monolítico.
La Estela Raimondi tuvo mucha influencia en la cultura Chavín, tanto en su espacio y tiempo. Es importante destacar que en la actualidad se encuentra en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.
La enigmática cultura Chavín, que se extendió por la costa y andes centrales del territorio peruano, fue una importante civilización precolombina que tuvo gran influencia en otras civilizaciones contemporáneas. Sus edificaciones, galerías, expresiones culturales y religiosas (ceremoniales).
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