Xavi se declara fanático de la sazón cajamarquina
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Imagínate cruzar un océano persiguiendo un sueño. Imagínate llegar a una ciudad ajena, donde las calles tienen otro acento y el aire huele distinto, y aun así encontrar un rincón donde todo tenga sentido. Así fue para Nelly Herrera, cajamarquina de nacimiento, cuando hace tres años levantó la reja de su propio café en Barcelona y encendió, por primera vez, las luces de La Petita Magdalena.
No era solo un local. Era su casa. Un pedazo de Perú plantado en el distrito de Sant Gervasi, con el aroma del café recién hecho. Ahí, entre el murmullo de la ciudad y el tintineo de cucharas contra tazas, una figura familiar empezó a aparecer cada cierto tiempo, como un visitante de otro mundo, aunque en realidad fuera de ese mismo barrio: Xavi Hernández, exfutbolista, campeón del mundo, leyenda del FC Barcelona.
"Es un chico estupendo, muy humilde", dice Nelly, con esa mezcla de admiración y ternura que solo se tiene por los ídolos que se vuelven reales. Nunca imaginó que aquel jugador al que veía en la televisión, el mismo que dirigía la cancha con precisión de relojero, estaría un día frente a su mostrador.
Se sienta siempre en una de las mesas de la calle Ronda del General Mitre. Llega con su esposa y sus hijos. Pide batidos de fresa y mango para los pequeños, algunos croissants, pasteles artesanales y, como no podía ser de otra manera, empanadas peruanas. La escena se repite con la naturalidad de quien ya ha hecho de un lugar parte de su rutina.
Y con esa confianza, le empezó a contar un poco más sobre Perú; el astro le confesó que tenía ganas de viajar a Lima junto a su familia. Como el fútbol, la gastronomía peruana es ya un lenguaje universal, que Nelly pudo acercar a través de su sazón, a uno de los mejores mediocampistas de la historia moderna.
De Cajamarca a Barcelona
El sueño de Nelly Herrera empezó hace más de 20 años, cuando llegó a Cataluña. Hace tres años abrió La Petita Magdalena, un coffee bar que, con el tiempo, creció al restaurante que hoy recibe diferentes turistas de todo el mundo. Dos veces a la semana, en este local se prepara comida peruana, de las más solicitadas por el público internacional.
“Ají de gallina, Cebiche, causa limeña, papa rellena, chicharrón de pescado, arroz chaufa, arroz con pollo, ¡es un boom!”, comenta Nelly. Un día decidió preparar cuy, y la respuesta de los comensales fue de no creer. “Les encantó, fue impresionante”, exclama.
La historia de Nelly es la prueba de que los sueños no solo se cumplen, sino que también pueden servirse en un plato humeante, lleno de historia y tradición. En Barcelona, hay un pedacito de su natal Cajamarca y la sazón peruana para los viajeros del mundo.