Cecilia Martínez Mesías y el rol de las mujeres Yanesha
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Cecilia Martínez Mesías es ingeniera agrónoma, agricultora, madre de dos niños y mujer indígena. A través de la Federación de Comunidades Nativas Yanesha (FECONAYA), hace cinco años viene desarrollando diferentes labores con estas mujeres, quienes se encuentran desde Oxapampa hasta Iscozacín, en Pasco; el objetivo es empoderarlas a través de la herencia cultural que han recibido desde muy pequeñas: cultivo del café, artesanías, textilería, bisutería, y más.
Su labor empieza “donde comienza el amanecer”, como refieren en la comunidad Yanesha. “Hemos venido desarrollando el trabajo con el café (con las mujeres de las comunidades) y, en el proceso, nos dimos cuenta que también faltaba el fortalecimiento a las más jóvenes”, señala Cecilia. Visitando las comunidades, se dio cuenta de que existía una poca o nula participación de las mujeres más jóvenes en los roles de decisión en las comunidades, y ello se debía a diferentes motivos. “A veces había falta de confianza o pensaban que las actividades de la comunidad sólo eran para varones”, indica.
Es importante resaltar que Cecilia, junto a la FECONAYA, han desarrollado las actividades in situ para entender las necesidades de cada comunidad Yanesha que visitan. “Nadie más que ellas saben cuál es la problemática que enfrentan dentro de sus comunidades. A veces se cree que lo que funciona afuera, también se puede replicar aquí, pero no siempre es así”, sostiene. Es por ello que el trabajo que realiza para fortalecer a las mujeres Yanesha está, primero, en empoderarlas. Se incentiva su liderazgo desde sus conocimientos o se les invita a aprender diferentes actividades como la agricultura con respecto al café, textilería, artesanía y, recientemente, con las abejas sin aguijón. La idea es también diversificar su experiencia para que puedan desarrollarla a lo largo del año.
Segundo, es aprender a aprovechar las riquezas de nuestro territorio, siempre con responsabilidad. “Lo que sucede con las comunidades nativas que están más cerca a los distritos capitales es que, en muchos casos, han perdido territorio y, con ello, también recursos. Nosotros ayudamos a que no pierdan las actividades textiles, por ejemplo, desde el uso de viveros flotantes para germinar semillas y aprovechar recursos no maderables”, añade Cecilia.
Este esfuerzo de Cecilia Martínez, junto a la FECONAYA, sigue rindiendo sus frutos. Hace poco una de sus compañeras, Raquel Sedano, fue seleccionada por el programa Conservación Internacional para trabajar su proyecto en su comunidad. Esta experiencia nos invita a reflexionar a todos los peruanos, porque revaloriza nuestras tradiciones e invita a seguir replicando estos trabajos humanos en más regiones del país.
Créditos miniatura: Conservación Internacional / Marlon del Águila