Micaela Bastidas: ícono de la historia peruana y heroína de la emancipación
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Fue la principal estratega de la rebelión más importante de la época, liderando agrupaciones, militares y comunidades.
La vida de Micaela Bastidas impacta hasta hoy, por ser una figura emblemática de la historia peruana. Su importante papel como estratega y líder en la rebelión indígena de finales del siglo XVIII, no solo desafió el dominio español, sino que también reivindicó el rol de la mujer en la lucha por la libertad.
La Revolución Indígena de aquella época para hacerle frente al yugo español, fue parte fundamental de su vida y muerte. Sus acciones y convicciones dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva de los peruanos. Por ello su legado ha quedado grabado en la cultura del país, como mujer, es un símbolo de valentía, honor y libertad. Conoce su historia en esta nota.
LIDERESA INTELECTUAL DE LA REBELIÓN
Micaela Bastidas Puyucahua se casó a los quince años con José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru II. Micaela Bastidas y Túpac Amaru II tuvieron tres hijos: Hipólito en 1761, Mariano en 1762 y Fernando en 1768. Juntos, entre 1780 y 1873, lideraron la más grande rebelión en las zonas colonizadas de lo que hoy conocemos como Perú, Bolivia, Chile y Argentina. José Gabriel Condorcanqui, bajo su seudónimo Tupac Amaru II enfatizando sus raíces incaicas, fue un arriero y curaca cusqueño. Micaela, por su lado, fue quien organizó todo el desplazamiento y planteó la estrategia de avance para hombres y, sobre todo, mujeres durante la rebelión.
La sublevación oficial se desata tras el apresamiento del Corregidor Arriaga. Es en este punto que Micaela Bastidas convocó ejércitos, organizó grupos y lideró a rebeldes para movilizarlos por todo el territorio. Estas agrupaciones de convocados reunían principalmente a indígenas, mestizos, criollos, afroperuanos, entre otros. Gracias a su dominio del quechua, mientras avanzaba por el sur andino, fue reclutando más personas. Les detallaba la situación, les explicaba lo que estaba en juego y les convencía de sumarse a la lucha indígena.
Mientras Túpac Amaru II se encontraba marchando en Puno, Micaela se encargó de las operaciones militares en Cusco. Se convocaron caciques, vecinos, clérigos, dirigentes, terratenientes, líderes comunitarios, militantes y más. Lo importante para esta operación fue fortalecer a la capital del Virreinato e impedir su comunicación desde fuera.
El rol de Micaela Bastidas no solo era partícipe de una rebelión sino también reivindicativo para las mujeres andinas, quechuas y aymaras. Ellas sentaron las bases de la organización del levantamiento. Además de hacerle frente a la explotación española por años, con esta rebelión, se le daría otra mirada a la mujer indígena. Ya no se le limitaría a actividades domésticas o de acompañamiento; sino que, en esta ocasión, también era el frente de la lucha y, de esta manera, le daba otro valor a su participación en la vida social y política de la época. Un claro ejemplo fue su cargo de jefa interina de la rebelión luego del triunfo de Sangarará.
Fuente: Clepz Arellano
MICAELA BASTIDAS Y SU LEGADO
Lamentablemente, su final fue sumamente violento. Tras diversas torturas, y pese a resistir hasta el último minuto de su vida, Micaela falleció. Ella fue asesinada junto a Túpac Amaru II, pero esto significó que viviría en la historia de todos y cada uno de los peruanos.
A pesar de todo, el legado de Micaela perduró. El primo de Túpac Amaru II, Diego Cristóbal: Mariano Condorcaqui, hijo de Micaela; y el hermano de Micaela, Miguel Bastidas continuaron una segunda etapa de la rebelión. Esta fue más radical. Se pudo controlar buena parte de Cusco y Puno hasta 1783.
Con el tiempo, la vida de Micaela Bastidas es recordada como una que lo dio todo por su pueblo y por su país. Fue la principal estratega de la rebelión más importante de la época liderando agrupaciones, militares y comunidades. Su rol como mujer la colocó como un ejemplo para niñas y jóvenes hasta el día de hoy.
Además, esta rebelión fue de las más importantes y reivindicativas en nuestra historia. Es un orgullo que el legado de Micaela y Túpac Amaru II continúe hasta nuestros días. Sobre todo en este año que celebramos nuestros 200 años de independencia.