Qhapaq Ñan: La ruta inka que conecta Macchupicchu con Lima
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Conocer el impresionante sistema vial del Qhapaq Ñan es entender una gran parte importante de la historia de Perú y la real magnitud de su herencia al día de hoy.
El Qhapaq Ñan, también conocido como el Gran Camino Inka, es una red de senderos prehispánicos que conectó el vasto Imperio Inka, abarcando más de 40,000 kilómetros, incluyendo ramificaciones, desde Colombia hasta Argentina y Chile.
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Hoy en día, el Qhapaq Ñan no solo conecta a las comunidades modernas con su pasado ancestral, sino que también es un punto importante para el turismo, ya que atrae a excursionistas y aventureros que buscan recorrer los senderos incaicos: experiencias únicas como el camino inka a Machupicchu son muy famosas.
Lo que debes saber
Las caminatas a lo largo del centro del Qhapaq Ñan tiene un promedio entre 14.5 y 22.5 kilómetros diarios, dependiendo de la duración del viaje. Eso sí, el tramo puede ser agotador principalmente por la altura y se debe tener en cuenta que no hay campamentos más allá de Huánuco Pampa (importante sitio administrativo y religioso del Gran Camino Inka), de manera que la mayoría de los excursionistas coloca sus carpas cerca de los tambos o en granjas familiares pagando una tarifa accesible por persona a la comunidad local.
Se debe tener en cuenta que las temperaturas pueden descender por debajo del punto de congelación por la noche, pero suele hacer sol y viento fresco durante el día. Si bien el Gran Camino Inca es relativamente sencillo de recorrer, la altitud y la lejanía hacen que la mayoría de los visitantes opte por las llamas, camélidos oriundos de Perú, para que transporten suministros, así como cocineros para preparar comidas.
La conexión con Lima
Dentro de este extenso sistema, el tramo que conecta Machupicchu con Lima, la capital de Perú, es un testimonio impresionante de la ingeniería, la organización y la visión de los antiguos inkas.
En Lima, el Qhapaq Ñan iniciaba en el distrito de Ancón, por la variante de Pasamayo, para ingresar por la antigua Panamericana hasta la avenida Túpac Amaru. Luego de pasar Lima Norte, zona que comprende los distritos de Puente Piedra, Carabayllo, Comas e Independencia, cruzaba el distrito del Rímac por la avenida Pizarro hasta prolongación Tacna, para después ingresar a Lima por la ruta que se conoce, actualmente, como el pasaje Camaroneros.
El camino seguía por los jirones Rinconada de Santo Domingo, Conde de Superunda y Junín, pasando por la actual plaza Italia, donde seguía una ruta directa a la región Sierra. Asimismo, en el cruce con jirón Huánuco surgiría una nueva vertiente en dirección al sur.
Por otro lado, en el distrito de Tanta, provincia de Yauyos, región Lima, existe una sección del Qhapaq Ñan, ubicada exactamente entre la ladera baja del extremo noreste del cerro Portachuelo y la ladera baja del cerro Huiñac, cerca de la laguna Piticocha.
Así, el camino Portachuelo - Piticocha es una de las secciones mejor conservadas del Qhapaq Ñan y forma parte de la ruta que unía el centro administrativo inka de Hatun Xauxa (Junín) con el Santuario Arqueológico de Pachacamac (Lima). El camino está marcado por un imponente paisaje de montañas y lagunas coronadas por el Pariacaca, el Apu de la región.
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Orígenes y significado del Qhapaq Ñan
El término de Qhapaq Ñan proviene de dos vocablos quechuas. "Qhapaq", que significa "señor" o "principal" y "Ñan" que significa "camino". Por ello, traducido al español, estos dos términos se traducirían como "Camino del señor".
Cabe mencionar que los pueblos pre-inkas ya habían trazado caminos y rutas que, posteriormente, los inkas adoptaron para su propio sistema vial. De esta manera, el Qhapaq Ñan fue diseñado para integrar las diversas regiones del Tahuantinsuyo, permitiendo el transporte de bienes, la movilidad militar y la comunicación administrativa.
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Obra maestra de ingeniería
La construcción del Qhapaq Ñan requirió una comprensión avanzada de la geografía y la ingeniería. Prueba de ello es el testimonio tangible que dejaron los inkas en las siguientes construcciones:
Puentes colgantes: Eran estructuras que permitían cruzar ríos caudalosos y laderas, ya que la geografía andina era muy accidentada.
Tambos: Refugios situados estratégicamente para que los viajeros (chaskis) descansen y almacenen suministros
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Por todo lo mencionado, el Qhapaq Ñan es un símbolo de la grandeza del Imperio Inka y su capacidad para dominar la geografía y unir culturas. Por si fuera poco, esta ruta es un recordatorio de que, incluso en la era moderna, podemos aprender de la ingeniería, la organización y la visión de nuestros antepasados.
Para quienes deseen explorarlo, ya sea como turistas y a través de una cámara, este sendero ofrece una experiencia inolvidable que une historia, naturaleza y aventura. Imposible perdérselo.