Día de la Canción Criolla: Conoce a la Guardia Vieja del criollismo peruano
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Un movimiento tan importante como el criollismo requiere conocer a quienes forjaron sus cimientos o, como se dice coloquialmente, quienes colocaron las primeras piedras.
Establecida para darle reconocimiento nacional, el Día de la Canción Criolla está marcado por festivales, peñas y serenatas, donde ritmos como el vals, la marinera y el festejo, acompañados de guitarras y cajones, resuenan por todo el país.
En el corazón de la ciudad el ambiente se llena de alegría, mientras los amigos y las familias se reúnen para disfrutar de una amena jarana. Como si fuera por arte de magia, Lima vuelve a estar de fiesta.
Como muchas cosas en la vida, existen pasajes que marcaron un antes y después. Y si hablamos del criollismo en Perú, uno de estos sucesos se le conoce como la Guardia Vieja, grupo conformado por los primeros exponentes que sentaron las bases de la música criolla, en un contexto de mestizaje cultural y urbanización, principalmente en Lima.
Estos artistas fueron fundamentales en la creación y consolidación del género. ¡Que empiece la jarana!
LA GUARDIA VIEJA
A inicios del siglo XX, el vals criollo empezó a hacerse conocido en las clases populares. De acuerdo a la tesis “La representación del cholo y el indio en el vals peruano” de Gina Moore, el periodo que engloba la Guardia Vieja se ubica entre el final de la guerra del Pacífico (1884) hasta fines de la Primera Guerra Mundial (1918).
Así, la primera generación de compositores e intérpretes que se denominó Guardia Vieja estuvo formado por: Romualdo Alva Reyes, Emilio Germán Amezaga Llanos, Alejandro “Karamanduca” Ayarza, José Ayarza Gómez Flores, Rosa Mercedes Ayarza, Nicanor Casas Aguayo, Juan Francisco Ezeta, Pedro Fernández, Luis A. Molina, Óscar Molina Peña, Eduardo Recavarren García Calderón, Alejandro Saenz, Fernando Soria, Guillermo Suarez Mandujano, José Benigno Ugarte, entre otros.
Rosa Mercedes Ayarza. Fuente: TVPeru
Si bien, durante estos años, la música criolla no era vista con buenos ojos en la aristocracia, se dieron dos hechos que acercarían el vals criollo a estos estratos sociales:
Alejandro Ayarza, “Karamanduca”, presentó en 1912 la revista musical “Música peruana", donde se muestra diversas expresiones artístico musicales criollas, entre las que se encuentra la cundía, el aguanieve, la zaña y la marinera. De esta manera, a mediados de los cuarenta, las clases aristocráticas tomarían el vals y elaborarían composiciones que quedarían para la posteridad.
Otro hecho decisivo se dio en 1912, año en el que se lleva a cabo la primera grabación de un disco con temas pertenecientes al género del vals criollo. Eduardo Montes y César Augusto Manrique fueron a la disquera Columbia, en Nueva York y el resto es historia: la grabación de este álbum tuvo un gran recibimiento y aumentó su audiencia.
Alejandro Ayarza “Karamanduca”. Fuente: TVPeru
MATICES
Hay tres características que se pueden distinguir en este primer periodo floreciente de la música criolla:
La no profesionalización del músico. El cantante o compositor de esta época improvisaba o reelaboraba canciones. Por ende, no percibía ninguna remuneración, ya que no existía ningún tipo de relación contractual, de manera que el músico tenía total libertad.
Y justamente, al tener libertad de interpretación, no había autoría de los temas. Las canciones eran improvisadas y se podía ejecutar temas de otros compositores y hacer arreglos sin necesitar de ninguna autorización.
Las canciones eran interpretadas en fiestas familiares, por lo que existía una cercanía entre el público y el cantante. Así, el gusto por algún tema era comunicado al músico de forma inmediata.
De esta manera, para que el criollismo terminara de consolidarse en un país como Perú, debía aparecer una figura que sea el norte a seguir y cuyas composiciones quedaran imperecederas en el tiempo. Y así sucedió.
LA LEYENDA DEL BARDO INMORTAL
Nacido el 18 de julio de 1899, Felipe Pinglo Alva fue un joven compositor del barrio del Prado en los Barrios Altos, cuna del criollismo nacional. Si bien su actividad principal no fue la música, existe un consenso entre los criollos al reconocer a Pinglo como la persona que terminó de definir la forma del vals que se escucha hoy en día.
Felipe Pinglo Alva. Fuente: Wikipedia
Según “Jarana. Origen de la música criolla en Lima” de Fred Rohner, el “Bardo inmortal” se diferencia de los demás compositores porque su actividad musical solo giró en torno al vals o la polca.
Así, Felipe Pinglo revolucionó el vals con composiciones que reflejan la realidad social de su tiempo, abordando temas de amor, desigualdad y vida cotidiana en los barrios populares. “Pobre obrerita”, “El huerto de mi amada”, “De vuelta al barrio”, “El espejo de mi vida”, “La oración del labriego” y “Mendicidad” son algunos de los himnos del criollismo que nacieron de su puño y letra.
Párrafo aparte merece “El plebeyo”, obra inmortal de Pinglo y cuya letra sigue resonando al día de hoy: “el amor siendo humano tiene algo de divino, amar no es un delito porque hasta Dios amó”, reza parte de su composición. Por si fuera poco, la canción traspasó fronteras y fue versionada por artistas de talla internacional, como Pedro Infante, Alicia Lizárraga, Fernando Fernández, Los Trovadores del Perú, Eva Ayllón, Gian Marco y más.
Representación de jarana criolla, junto a Felipe Pinglo Alva.
La Guardia Vieja fue fundamental en la creación de un estilo musical propio del Perú, de manera que estos primeros exponentes del criollismo impulsaron la identidad musical limeña y contribuyeron a la formación de una cultura musical que, con el tiempo, sería reconocida en todo el país.
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